Winston
Chmielinski pinta una serie de personajes abstractos y paisajes
figurativos empleando diversos colores como medio de distorsión
de imágenes estáticas, transmitiendo una fuerte carga emocional.
Creación
de líneas que suben y bajan, saturación de colores, atracción,
repulsión, ir y venir de pinceladas que generan una abstracción
convergente de imágenes incitando a formar escenarios cautivadores,
proclamando la existencia.
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