"Ahí tienes a las arterias del corazón, sujetando unas gafas alrededor del cerebro. La médula espinal se transforma en el cable de unos cascos que están en torno al corazón. Ambos órganos están claramente tratando de comunicarse entre ellos con sus propios aparatos. Sin embargo, el cerebro no tiene ojos y el corazón no tiene oídos. Intentan con todas sus fuerzas entenderse, pero son fundamentalmente diferentes y es casi imposible".
El trazo depurado engaña ya que las ilustraciones de Knapp parecen grabados realizados con las técnicas clásicas; pero realmente son a bolígrafo y pluma en caso de ser representadas en papel, y con pintura en caso de los murales. Aunque el grabado constituye su gran referente, considerado por ella como gran testamento artístico con el que no podría saber quién es en caso de pérdida. La razón de esta mezcla es porque la autora no quiere limitarse a 'copiar un oficio', sino a utilizar esa misma estética para 'reinventar' su apariencia.
Este deseado efecto del trazo es el resultado de numerosas líneas cuidadosamente espaciadas, puntos y rombos, que dan a parar a un rayado debidamente controlado y uniforme.
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